Recientes meta-análisis relacionan la suplementación con vitaminas del grupo B con una mejor gestión del estrés.
Durante las dos últimas décadas, la influencia de la dieta en la salud del cerebro se ha considerado un factor de riesgo modificable para prevenir los trastornos del estado de ánimo. Se ha informado que las intervenciones nutricionales diseñadas para mejorar la calidad de la dieta reducen los síntomas depresivos, independientemente de la autoeficacia y los niveles de actividad física [1]. Varios estudios observacionales indican una relación entre una mala alimentación y una peor salud mental [2]. Muchos de los alimentos que se considera que mejoran la "calidad de la dieta" y, por ende, el estado de ánimo, se parecen a los alimentos de la "Dieta Mediterránea". Estos incluyen carnes magras, pescado, vegetales de hojas verdes, legumbres y semillas.
Estos grupos de alimentos son ricos en vitaminas del grupo B, lo que plantea la posibilidad de que la relación entre el estado de ánimo y los hábitos alimentarios pueda estar mediada, en parte, por la ingesta de estos micronutrientes. Un estado adecuado de vitamina B supone un beneficio para la salud del cerebro y el estado de ánimo [2]. Las deficiencias en estos micronutrientes, como B12 o folato, se asocian con un mayor riesgo e incidencia de depresión [3]. Esto ha llevado a poner el foco de atención en las deficiencia nutricionales y/o el estado nutricional subóptimo, como contribuyentes a las causas subyacentes de los trastornos del estado de ánimo y otras afecciones psiquiátricas. A través de su papel en el metabolismo de los hidratos de carbono, las vitaminas B actúan como cofactores en la síntesis y regulación de neurotransmisores dopaminérgicos y serotoninérgicos. Ambos neurotransmisores están implicados en la regulación del estado de ánimo, así como en la depresión clínica y la ansiedad. Como tal, ambos son objetivos comunes de los medicamentos antidepresivos. La suplementación con vitamina B podría, por lo tanto, ofrecer un tratamiento alternativo o complementario a la atención estándar dirigida a optimizar el estado de ánimo mediante la modulación de la función de los neurotransmisores. Este enfoque puede tener un riesgo menor de efectos secundarios adversos en comparación con los antidepresivos actuales [4].
El efecto positivo de las vitaminas del grupo B es especialmente notorio en el estrés, pero por el momento, parece existen limitaciones sobre su eficacia ante la depresión o ansiedad.
Algunos de los límites de estas investigaciones, es utilizar "multivitamínicos" con cantidades variadas de estas vitaminas, en ocasiones acompañados de otros micronutrientes. Otros hábitos alimentarios y el estado de la microbiota intestinal, también pueden afectar a estos resultados. Esto limita en la práctica clínica, por el momento, la posibilidad de determinar la cantidad de vitaminas del grupo B necesarias para producir efectos sobre el estrés o el bienestar psicológico. Pero al investigación avanza en la relación nutrición-salud mental y eso es un aspecto positivo en su tratamiento y entendimiento.
La conclusión, es que por el momento, sabemos que una dieta deficiente en micronutrientes puede afectar a nuestro estado y bienestar mental. En épocas de alto estrés, nuestras demandas de micronutrientes se elevan, y estos micronutrientes no siempre se aportan mediante una dieta saludable (generalmente se crea un círculo vicioso en el que el estrés hace que comamos peor y comer peor hace que gestionemos peor el estrés), por lo que aumentar de forma deliberada alimentos ricos en vitaminas del grupo B como estrategia general en periodos de estrés puede tener buenos resultado; y suplementar con vitaminas del grupo B de forma individualizada de forma experimental puede ser interesante en algunos casos (la suplementación debe hacerse bajo la supervisión de un profesional).
Autora:
Gloria Lorenzo Ferreira
Referencias:
Long SJ, Benton D. Effects of vitamin and mineral supplementation on stress, mild psychiatric symptoms, and mood in nonclinical samples: a meta-analysis. Psychosom Med. 2013 Feb;75(2):144-53. doi: 10.1097/PSY.0b013e31827d5fbd. Epub 2013 Jan 29. PMID: 23362497.
Young, L. M., Pipingas, A., White, D. J., Gauci, S., & Scholey, A. (2019). A Systematic Review and Meta-Analysis of B Vitamin Supplementation on Depressive Symptoms, Anxiety, and Stress: Effects on Healthy and 'At-Risk' Individuals. Nutrients, 11(9), 2232. https://doi.org/10.3390/nu11092232
1.Whiteford H.A., Ferrari A.J., Degenhardt L., Feigin V., Vos T. The global burden of mental, neurological and substance use disorders: An analysis from the Global Burden of Disease Study 2010. PLoS ONE. 2015;10:e0116820. doi: 10.1371/journal.pone.0116820.
2.Jacka F.N., O’Neil A., Opie R., Itsiopoulos C., Cotton S., Mohebbi M., Castle D., Dash S., Mihalopoulos C., Chatterton M.L., et al. A randomised controlled trial of dietary improvement for adults with major depression (the ‘SMILES’ trial) BMC Med. 2017;15:23. doi: 10.1186/s12916-017-0791-y. 3.Scholey A. Nutrients for neurocognition in health and disease: Measures, methodologies and mechanisms. Proc. Nutr. Soc. 2018;77:73–83. doi: 10.1017/S0029665117004025.
4. Almeida O.P., Ford A.H., Flicker L. Systematic review and meta-analysis of randomized placebo-controlled trials of folate and vitamin B12 for depression. Int. Psychogeriatr. 2015;27:727–737. doi: 10.1017/S1041610215000046.
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